jueves, 2 de octubre de 2014

En medio de una revolución

Este blog habla de la vida, de nuestra vida de expatriados en Hong Kong. Y como miembros de esta comunidad desde hace casi cinco años, no podemos ser ajenos a lo que nos rodea.
Desde hace seis días la ciudad vive en un estado de alteración constante. Algunas de las principales calles de la ciudad tomadas por decenas de miles de personas que protestan contra la falta de democracia que existe en Hong Kong, que no podemos olvidar que es una Región Administrativa Especial (SAR) pero que pertenece a China.
Esta protesta, que comenzó siendo absolutamente pacífica por todas las partes implicadas  (a pesar de una respuesta puntual desmedida por parte de las policía que hizo que el número de manifestantes se multiplicara exponencialmente) se está  convirtiendo en violenta y peligrosa desde antes de ayer, cuando entraron en acción grupos pro Pekin instigados según dicen aquí por las tríadas (mafias chinas) que se dedican a atacar aleatoriamente a los manifestantes en determinados puntos de Kowloon.
¿Que en qué nos afecta esto? Más allá (y no es poco) de que es algo que es histórico para la sociedad de la que llevamos siendo parte un lustro, nuestro día a día se ve de alguna manera modificado. No voy a decir que nos sentimos amenazados o en peligro porque no es así, pero sí hay ciertas cosas que alteran nuestra rutina diaria. La escuela de Iago no cerró, porque no es un punto conflictivo, pero todas las de la Isla de Hong Kong llevan cerradas toda la semana, y el centro neurálgico de los conflictos está a menos de 10 minutos de donde vivimos, y es una zona (Mong Kok) por la que solemos pasar casi a diario.
Mi mujer trabaja también muy cerca de allí, y además de tener problemas para llegar porque muchas de las rutas de autobuses están canceladas por los cortes de tráfico, algunos de los niños a los que tenía que dar clase no asistieron tanto por el temor de los padres a verse envueltos como por la propia dificultad de llegar hasta el centro.
Esta ciudad, que pasa por ser una de las metrópolis mas segura del planeta, nos está mostrando su peor cara, haciendo aflorar su parte mas turbia. No sé cuánto tiempo va a durar todo esto, ni hacia donde va a derivar pero lo cierto es que estamos en medio de un proceso que puede hacer cambiar la historia de este pequeño país para siempre. Y estamos aquí para vivirlo. Y para contarlo.

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